Palabras claves: Monarquía, Juan Carlos I, Felipe VI, opinión

La primera cuarentena (digo primera porque intuyo que podrían ser tres o a lo peor, cuatro) transcurre en medio de una especie de ‘euforia colectiva’. La reclusión ha desatado una oleada de iniciativas particulares y de colectivos culturales, dispuestos a mitigar la monotonía impuesta por el bien de todos. Al wasap no dejan de llegar chistes, memes, vídeos, noticias, escritos, enlaces de todo tipo: para leer, cocinar, hacer deporte, entretenimientos varios, juegos para los pequeños…En Twitter se ofrecen médicos especialistas y psicólogos, por si necesitamos consultar o hacer terapia…A Instagram conciertos de famosos y a Facebook fotos y enlaces locales y nacionales que recogen anécdotas, sucesos y testimonios… Para rematar, en los barrios los vecinos han inventado mil maneras, a cual más creativa, de revertir la soledad de los más solos en una soledad en compañía, hasta el punto de crear lo que yo denominaré a partir de ahora el ‘efecto balcón’. Hasta ahora con una función cuasi decorativa, se han convertido en un escaparate, punto de encuentro y confluencia del vecindario, desde donde se pueden contemplar las soledades transformadas en solidaridades varias. Desde los balcones, como si de un escenario se tratara, algunos cantan o tocan instrumentos musicales; se juega al bingo o se hace deporte y, finalmente a última hora de la tarde, por consenso tácito todos se reúnen para el aplauso agradecido, desde muchísimas ciudades, al personal sanitario. Una señal de respeto, de reconocimiento, consideración y de aliento para quienes sostienen entre sus manos las vidas de muchas personas, incluida la propia…
Y así comienzan a sucederse los días. Mientras, de fondo, las noticias en la radio, la prensa y la televisión nos informan constantemente, tal vez en exceso, del continuo goteo de infectados que van hinchando las estadísticas que suman hasta ahora un total de más de 10.000 contagiados…Parece que nos hemos olvidado del pròces, de qué hace o deja de hacer Puigdemon, aún en Bruselas, viviendo en la Mansión de Waterloo, cerca de su compañera Clara Ponsati que opina y bromea diciendo que de Madrid ‘se va al cielo’… Un chiste de mal gusto señora Ponsati…No es de extrañar viniendo de alguien que se marcha y deja a sus compañeros en la cárcel…¿Se ven bien los toros desde la barrera?…Detrás han quedado también las continuas intervenciones de VOX que a más de una, nos atacaba de los nervios…Nada se oye sobre presupuestos, ni sobre todos esos proyectos estrellas con los que el gobierno pretendía deslumbrarnos…Es evidente que nada es permanente, que nuestras vidas penden de un hilo que puede quebrarse en cualquier instante…Ahora, mucho más que en cualquier otro momento, tomamos conciencia de nuestra vulnerabilidad y caducidad…Hemos sido y somos, pero dejaremos de ser…
Y en medio de todo este desastre, por si no teníamos bastante, comienzan a sonar de fondo las crónicas del ‘rey pasmado’ …Primero nos enteramos de los supuestos ‘regalos’ millonarios que ha realizado a Corinna. La propia ‘cortesana’ sale a la palestra hablando de ella y de él, justificando el regalo, puede que en pago por sus ‘servicios’… Luego se dijo que dicho dinero procedía de Arabia Saudí, desde donde se le hizo una donación de cien millones a través de una fundación en cuyo patronato figura el actual jefe del Estado…Una donación que data de 2008 ‘producto de una comisión por la adjudicación de las obras del Ave a La Meca a empresas españolas’

Hay un dicho popular que conserva nuestro sabio refranero: ‘El respeto por la ley, comience por el Rey’. Entendemos que lo que quiere decir es que del Rey, lo que se espera es el ejemplo, ser ejemplar le aporta credibilidad y en base a ella el pueblo lo quiere y lo respeta… Recuerdo que una vez el Rey se disculpó y dijo ‘lo siento mucho, me he equivocado’…Sí, su Majestad se equivocó de lleno. En plena crisis, mientras los españoles de a pie nos ajustábamos el cinturón, usted se colocó uno de caza y se marchó a Botsuana, para darse el placer de disparar a unos pobres elefantes…El pueblo invita Majestad, paga sus operaciones, sus prótesis última generación con claxon incorporado, paga, paga y paga, para que usted se divierta…Y tras todo esto se produce la abdicación. El Rey se jubila y en consecuencia ahora tenemos cuatro reyes, como en la baraja… La sucesión se produce sin provocar la más mínima fisura sobre su inmunidad, cosa que se hizo modificando por la vía rápida, la Constitución… Que digo yo que por algo sería…Y a ‘Rey depuesto, Rey puesto’ …
A partir de aquí la Casa Real pone en práctica una serie de medidas de saneamiento y purificación con la idea de limpiar la imagen de don Felipe. La plaza de las Escandalera, en Oviedo, próxima al teatro Campoamor, mostraba en el 2013 el rechazo a la Monarquía en favor de la República…Yo estaba allí aquel año…Y por si no tuviéramos bastante, la crónica continúa y en plena pandemia Casa Real desliza una breve nota de prensa en la que se comunica que don Felipe VI renuncia a la herencia de su padre al tiempo que le retira la asignación que percibe a cargo de los Presupuestos Generales del Estado, o sea, de nosotros, españolitos y españolitas de a pie…
Es una vergüenza que no haya mascarillas, ni batas, gafas y demás equipos de protección para aquellos de quienes dependen nuestras vidas, mientras conocemos el despilfarro de una monarquía cada vez más cuestionada y con menos simpatizantes… Los Reyes no son sino seres humanos con una humanidad tan imperfecta como la nuestra y por eso pueden llegar a ser injustos, incoherentes, desvergonzados y desleales para con su pueblo…
Aunque la Fiscalía General del Estado parece que está dispuesta a llegar hasta el fondo, mucho me temo que la pandemia haga correr un tupido velo y la investigación quede el papel mojado o tape las vergüenzas del monarca emérito…Y ¿quién le quitará lo bailao?
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