La verdad es un ‘valor’ que no tiene ‘precio’…

#HoraDeVencer

La pandemia ha secuestrado al planeta…Así como quien no quiere la cosa nos ha inoculado a todos, incluso a quienes aún no hemos enfermado. El covid-19, un gigante de tamaño microscópico, nos tiene atemorizados y nos ha recluido en nuestras casas hace ya 52 días. Más que nunca echo de menos la ‘normalidad’ a secas…Ir donde me apetezca a cualquier hora. Coger el coche y conducir hasta la playa, apenas a ocho minutos de casa, a la que no puedo ir ahora porque la distancia supera el kilómetro… Ver a mis amigas, planear un viaje para estar con mis hijos o simplemente por placer… Añoro hacer todo aquello que hacía sin cuestionarme si está permitido o en mi franja horaria…

Cuando salgo a hacer la compra percibo con sorpresa la rapidez con que la que nos hemos adaptado y aprendido las nuevas formas de relacionarnos, integrando eso que se ha acordado en llamar el ‘distanciamiento social’: orden en las filas, pausas a la espera de coger un producto determinado… Ni una sola queja, ningún intento de saltarse el turno …A lo que añado el uso, más o menos riguroso, de guantes y ‘mascarillas eso sí, de tipos y modelos muy diversos… En general la ciudadanía está teniendo un comportamiento ejemplar, un espíritu obediente y colaborativo. Está asumiendo la parte de responsabilidad que le corresponde por no mencionar los sacrificios de una mayoría que ha perdido el trabajo, el negocio e incluso las expectativas de futuro. Y así estamos: obedeciendo, asumiendo y aceptando…Mientras, la clase política se supone que debería debatir sobre cómo salvar la economía sin perjudicar la salud: este es el nudo gordiano… Aunque a primera vista más bien parece una confrontación por dejar en evidencia al contrario y por ‘escalar’ el poder… Unos intentan resolver o eso creo y los otros o se oponen a todo por sistema o hacen propuestas imposibles, intencionadamente, a fin de dejarlos en evidencia…

Los ciudadanos nos merecemos mucho más y, desde luego, mejor…Estoy saturada de noticias contradictorias y de las reiteradas alabanzas hacia los sanitarios de los que no conocemos el número real de afectados porque algunas gobiernos no quieren sacarlas a la luz… Es insultante que las Comunidades más ricas y las que menos han invertido en Sanidad, sean las que más dinero reclamen ahora… Me empacha el reconocimiento a los trabajadores esenciales obviando a los inmigrantes, como por ejemplo el colectivo de mujeres cuidadoras, recluidas con mayores a su cargo o a los hombres que malviven en las chabolas de los campos de Lepe … Si no fuera por ellos ¿cómo llegarían a nuestras mesas las fresas que nos comemos? Estoy cansada de oír los cientos de millones de euros pendientes de recibir que, como en el ‘cuento de la lechera’ se gastan antes de que lleguen, que tarde o temprano, de una menero o de otra, pagaremos nosotros… Me siento atiborrada de oír hablar sobre las miles de mascarillas que se reparten para días después enterarme que estaban defectuosas y que se volverán a comprar … Indignada por la actitud prepotente de los políticos tan dispuestos a pregonar los errores de otros, tan obcecados por la soberbia que se consideran imprescindibles, indispensables e irremplazables… Pobres ignorantes… Aún no se han enterado que vivimos en un mundo interdependiente, interconectado, impermanente y vacío de certezas en el que todos somos sustituibles…Tengo una noticia para ellos: el virus nos sobrevivirá a todos, también a ellos…

Sinceramente y desde la humildad: ‘Sólo sé que no se nada’… No solo es que no sepa sino que no voy a saber nunca. Que pasarán años, muchos años, antes de saberse la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad sobre el covid-19, tantos que seguro yo no estaré para oírla…Me preocupa qué futuro le depara a mis hijos y a mi nieto ¿qué será de ellos después de la pandemia…? Me asusta el relato que se gesta bajo el encabezado de ‘nueva normalidad’, plagado de nuevos términos tan fríos como insensibles y distantes: rastreadores, paciente cero, repunte, distanciamiento social… Casi todos parecen dirigidos a separarnos, a no reagruparnos, a taparnos la boca para ser atendidos a solas en consultas médicas, peluquerías, librerías… Y poco a poco parece que nos controlarán con nuevas aplicaciones desarrolladas para localizarnos y de paso a nuestros amigos aunque ‘guardando la privacidad’, dicen… lo que no deja de ser paradójico… Temo que acoten nuestra libertad, que vigilen nuestras vidas, que congelen nuestras relaciones y sometan a una criba los gestos amorosos que conforman nuestra cultura emocional…Y todo en aras de nuestra buena ‘salud’…

Y mientras esta idea se repite para que vaya calando, sin hacer demasiado ruido el fútbol poco a poco va tornando a la palestra…Vuelve el ‘panem et circense‘, una buena cortina de humo para entretener a muchos mientras pasa la borrasca… A ellos, a los futbolistas, sí les harán los test antes de volver a entrenar… Muchos dicen: ya era hora…Mientras, una enfermera de la UCI de un hospital de Madrid a la que cada tarde aplaudimos, sale agotada de su turno de trabajo junto a compañeros a los que a estas alturas NO se le ha hecho ningún ‘test’…Este es su testimonio…Tal como están las cosas es la única verdad que, hoy por hoy, yo me creo…La verdad es un valor que no tiene precio…Gracias María por recordármelo…https://play.cadenaser.com/audio/1588660010284/

Borde (Puerta de acceso)

Graciela Pinto rebloguea un poema publicado en agosto de 2011… Una lectura a la que os invito desde mi modesto blog…

A veces las palabras permanecen atemporales, ajenas al paso del tiempo y al espacio porque expresan emociones, deseos o aspiraciones universales…

Que ustedes lo disfruten…

https://puertadeacceso.wordpress.com/2011/08/06/borde/