#HoraDeVencer

Como tantas otras tradiciones el día de la madre hunde sus raíces en la Antigua Grecia que, en aquel entonces, celebraba una fiesta en honor de la diosa Rhea, madre de Júpiter, Neptuno y Plutón…Exacto, los mismos que inspiraron los conocidos planetas…Más tarde, el cristianismo asimiló y adaptó muchas costumbres, apropiándose también de esta festividad que dedicaron a la Virgen María…Siglos después, la Iglesia ligó esta celebración a la Inmaculada Concepción, icono irrefutable de la maternidad y modelo cristiano por excelencia que tanto ha influido (desde mi punto de vista para mal) en las mujeres de aquella España Católica, Apostólica y Romana de las que, por cierto, aún hoy algunos sectores sociales se siguen hacen eco… Así que desde 1644 a 1965 el 8 de diciembre era el día de las madres, hasta que al año siguiente se pasó al primer domingo de mayo…Las mujeres de mi generación saben bien que el mes de mayo está muy ligado a la Virgen y en los colegios religiosos nos han machacado con esa especial devoción (puede que alguna recuerde el famoso canto ‘con flores a María’)…Hace mucho tiempo que reflexioné sobre por qué mayo y no cualquier otro mes y saqué mis propias conclusiones que, tal vez, en otro post me atreva a exponer…
Es conveniente señalar otras aportaciones al margen de la Iglesia que incidieron e influyeron en esta celebración como fueron la de la escritora Julia Ward en 1872 o Ana Jarvis en 1907. Ambas reivindicaron este día a raíz del fallecimiento de seres cercanos: un hijo en el caso de la primera y su madre en el segundo…La repercusión fue tan grande que en 1914 que el presidente Woodrow Wilson proclamó el Día de la Madre como fiesta Nacional. O sea que este día se celebra en muchos países aunque en fechas distintas…

Mucho se ha debatido sobre el sentido de dedicar un día a quienes ejercemos este oficio tan antiguo como la propia humanidad. Hoy no somos más y mejores madres, somo igual que ayer y posiblemente que mañana…Hoy por hoy el verdadero debate se centra en los tópicos que giran en torno a este concepto y la consideración de la maternidad como una ‘llamada’, una ‘necesidad’ e incluso una premisa sine qua non, esencial e inherente a nuestra condición femenina…El denominado ‘instinto materno’, del que al parecer carecen los hombres, hace tiempo que ha perdido fuelle… La que suscribe, sin ir más lejos, tiene algunos casos a su alrededor que lo refutan como, por ejemplo, mi propio hijo que ha desempeñado el rol de ‘madre’ desde que fue padre, por razones laborales y de diversa índole… Un orgullo decir que durante un tiempo fue un ‘amo de casa’ feliz y a mucha honra…
Personalmente me declaro madre por ‘decisión propia’ y no me tengo por más madre por el hecho mismo de haber parido pues considero que la maternidad trasciende más allá de la concepción y el parto. En todo caso, ha sido y sigue siendo un oficio de alto riesgo, un triple salto mortal sin red, sin rescate ni seguro…Ser madre empieza pero no acaba e implica otras muchas profesiones: maestra, enfermera, técnica en juguetes, especialista en moda, animadora, secretaria, consultora, confidente y cómplice… Un oficio tan arriesgado como conducir sin señales de tráfico dejàndote llevar por lo que dicta el sentido común, la buena voluntad y, sobre todo, el amor…Nuestros hijos nacen desprovistos de un manual de instrucciones y nada más nacer nos camelan, nos conquistan y nos secuestran para siempre…Los criamos, jugamos con ellos, ejercemos de ‘ratoncitos Pérez’ y de Reinas Magas… Nos llenan la casa de risas, de mascotas, de pinturas en las paredes…Luego, cuando comienzan los años del cole llegan las peleas por las tareas, las excursiones, las fiestas de cumpleaños con los amigos hasta que se convierten en adolescentes con espinillas y las hormonas revueltas…Y un buen día te despiertas y resulta que ya se hicieron adultos y autosuficientes…Ya no puedes decirles qué deberían hacer porque, supuestamente, ya lo saben…

A cambio ellos esperan siempre nuestra incondicionalidad en prácticamente todo… Somos el lugar al que siempre pueden volver, conscientes de que serán recibidos con los brazos abiertos, dispuestas a perdonar siempre como el buen ‘samaritano’ (una marca indeleble en mi generación). Nos echan de menos aunque no nos llamen, cuentan con nosotras y nos quieren aunque no nos lo digan, nos tienen presentes aunque vivamos lejos…Y llegado el momento comienzan a mirarse en nosotras como en un espejo: sus rasgos nos delatan en su rostro, repiten nuestras frases, cuentan nuestros chistes y cocinan nuestras recetas…Entonces comienzan a idealizarnos y a engañarse pensándonos como seres atemporales y eternos a lo que desean retener… Les asusta pensar que algo nos ocurra y sobre todo que nos vayamos para siempre…Es justamente en este momento cuando nosotras, las madres, tomamos conciencia de que estamos en el camino de vuelta…Poco a poco se invierten los papeles: ellos nos protegen, nos riñen por comer o hacer lo que no ‘debemos’, les preocupa cómo estamos, nos arropan y nos besan en la frente… Cuando esto sucede, sabemos que ya no nos queda otra que dejarnos querer mansamente para vivir entre sus brazos el tiempo que nos quede…Ley de vida…
Finalmente, mi especial reconocimiento a las ‘madres confinadas por coronavirus’. Ha sido un reto sin precedentes en el que, como en tantas ocasiones, las mujeres han demostrado su fortaleza y su capacidad para gestionar la atención a los hijos y desarrollar la propia profesión …Hacemos Historia, hacéis Historia….¡¡Enhorabuena!!

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