
Tres meses de confinamiento han dado para mucho…Este blog tiene en su haber una incipiente y breve memoria que recopila las vivencias, pensamientos, opiniones y reflexiones personales de aquellos difíciles días. Bajo el hashtag #YoMeQuedoEnCasa, un post tras otro, dan buena cuenta de la experiencia personal de quien los suscribe. No los he repasado pero creo recordar que insistí en varias ideas: la soledad, la interdependencia, la oportunidad de cambio, la solidaridad y la responsabilidad de los políticos a mantenerse unidos y actuar con generosidad, dejando a un lado las discrepancia en pro del bien común…
Ahora que miro hacia atrás puedo ser más objetiva y reconozco que algunas de mis afirmaciones se tambalean. Escribí desde el calor del corazón y no desde la frialdad de la cabeza…Escribí sintiéndome parte de una colectividad amenazada por un enemigo común, bajo el paraguas de aquellas emociones que igualan a todos los seres: la fugacidad, la fragilidad, la muerte como condición sine qua non, intrínseca y acto constitutivo de la vida… Y bajo estas premisas empleé el ‘plural mayestático’ con fines inclusivos, para dar cabida a todos y todas, suponiendo que mis carencias y necesidades eran, en mayor o menor medida, semejantes a las de mis congéneres e imaginando que mi situación podía ser de idéntico calado al de muchas personas entre las que se cuentan algunos amigos y conocidos…Suponiendo que mi miedo poco se diferenciaba del de los vecinos con quienes hice cola en el supermercado y convencida de que el sentido común que me caracteriza podía medir o pesar tanto como el de cualquier otro…
Y aunque ciertamente se han producido estrechas sinergias, la experiencia no ha tenido el mismo valor para todos…Por encima de lo que han afirmado humanistas, filósofos y pensadores, valorando las bondades de las crisis o enfocándola desde a perspectiva de una oportunidad de cambio, de regeneración, de resurgimiento en favor de nuevas sociedades que servirán de frontera entre dos tiempos para dar paso a una nueva etapa en la historia de la humanidad, más allá de todos estos argumentos basta mirar a nuestro alrededor para comprobar que no dejamos de ser ‘animales de costumbres’, que ‘tropezamos dos veces en la misma piedra’ y que ‘la cabra tira al monte’… Es decir, que será difícil asumir y acabar de acostumbrarnos a convivir en presencia del covid que, nos guste o no, llegó para quedarse…Que ofrecemos resistencia porque nuestro deseo de estar como estábamos es tan grande que actúa como una goma de borrar, decolorando nuestro pasado reciente que se pierde o esconde tras el deseo de vivir a tope ‘como si no hubiera un mañana…’
Los científicos se afanan por encontrar una vacuna que nos salve y casi todos los países tienen en marcha diferentes ensayos con más o menos éxito, aunque la información cada vez es más confusa y los tiempos no están claros. Avanzan, no obstante, los tratamientos con mejores expectativas, o eso parece, aunque nada es seguro, todo es probable y hasta posible si me apuran…
lY hasta aquí hemos llegado. Desde mi ventana observo la caravana de coches hacia las playas, las mismas que se llenarán, como siempre, a pesar de las recomendaciones y del control de los miles de vigilante que la Junta ha desplegado… Porque el verano avanza inexorablemente al tiempo que también lo hacen nuevos focos de infección…Lejos quedan el miedo al contagio, los aplausos solidarios, la compra compulsiva de papel higiénico y geles desinfectantes, las calles vacías…El país parece haber recuperado el sosiego (Artículo de Enric Juliana, subdirector de La Vanguardia, https://www.lavanguardia.com/politica/20200627/481961467805/seis-motivos-para-un-aparente-sosiego.html) y el gobierno, esta vez ayudado por gran parte de la oposición, saca adelante el Decreto sobre la nueva normalidad que estará en vigor hasta que se convierta en vieja… Y con él, todos hemos salidos despavoridos de nuestras ratoneras dispuestos a vivir la vida…Decididos y dispuestos siguiendo al pie de la letra la célebre cita bíblica: «Comamos y vivamos que mañana moriremos»…Memoria de pez, justo ahora que deberíamos tenerla de elefante…
Debe estar conectado para enviar un comentario.