Nosotros debemos pensar que somos una de las hojas de un árbol, y el árbol es toda la humanidad. No podemos vivir los unos sin los otros, sin el árbol. (Pau Casals)

Esta semana se cumplieron tres años desde el inicio de la pandemia. Aquel 14 de marzo el Presidente del Gobierno anunció por TV el decreto que nos obligaba a un primer período de confinamiento por quince días. Muchos dudamos que dos semanas fueran suficientes, pero casi nadie imaginó lo que se avecinaba. Desde aquel momento los medios de comunicación y las redes sociales permanecieron unidas en un único clamor, informando a diario sobre los afectados, los fallecidos así como de la incidencia del virus en nuestro país y en el resto del planeta.
Por primera vez algo nos afectaba como ciudadanos del mundo. La OMS se dirigía y marcaba directrices para todos los países y la UE aunó esfuerzos dictando políticas sanitarias y económicas para sus miembros. Nos encerramos en nuestras casas. Fuimos modélicos como sociedad. Arrasamos los supermercados para aprovisionarnos, alteramos nuestras rutinas y dimos riendas sueltas a la imaginación, en un alarde de creatividad sin precedentes, para mantenernos sanos y cuerdos…
Por si no fuera ya bastante, el virus obstaculizaba nuestras emociones, despojándonos de los gestos y señas habituales, impidiendo los abrazos, los besos o cualquier otra muestra de cariño en la cercanía. Pero no nos conformamos porque, tal vez más que nunca, necesitábamos expresar los sentimientos. Por eso aprendimos un nuevo lenguaje que nos ayudara a transmitir el amor, el deseo, el cariño…Y en el mundo de los afectos surgieron nuevos códigos capaces de comunicar en la distancia las emociones más profundas.
Las nuevas técnologías estuvieron a nuestros servicios. Las pantallas nos mantuvieron conectados, salvaron nuestros trabajos convirtiendo nuestras casas en oficinas y colegios. Los balcones hicieron de escenarios y patios de recreo…Descubrimos que sólos no podemos hacer nada, necesitamos a los demás, somos interdependientes y estamos interconectados…
Y en medio de aquel tsunami, una oleada solidaria nos envolvió, y viendo asomar las orejas del lobo, una vez conscientes de nuestra vulnerabilidad, comenzamos a considerar que las crisis nos hacen más fuertes, que de esta saldríamos reforzados y mejores personas. O eso se nos repitió sin cesar. Y a pesar de las pérdidas humanas, del dolor por tener que dejar solos a nuestros familiares sin poder atenderlos o acompañarlos, muchos comenzamos a ver en la pandemia una oportunidad para practicar la resiliencia, la solidaridad, la compasión. Todos hicimos un gran esfuerzo, particularmente los sanitarios, con quienes contrajimos un gran deuda de gratitud por su conducta intachable, su entrega y su profesionalidad. Este sería un buen momento para valorar sus contratos, aumentar las plantillas y mejorar las condiciones de trabajo. Serían medidas necesarias e inteligentes pues pudimos comprobar que los recortes de Rajoy nos dejaron una sanidad deficiente, que hacía aguas, incapaz de abordar tamaña situación y que si nos salvamos fue gracias a la profesionalidad de los sanitarios…
Echando la mirada atrás, ahora que lo hemos superado, todo me parece una terrible pesadilla, y haciendo un ejercicio de empatía, una locura afrontar semejante situación desde la responsabilidad de un gobierno. Ningún partido estaba preparado. Todos hubieran cometido errores. Lástima que la oposición no estuviera a la altura. Como siempre dio una cal y dos de arena, queriendo sacar provecho o haciendo leña del árbol caído, y como suele suceder, criticó y criticó pero sin hacer propuestas más allá de una ‘ley de pandemias’. Y aquel mismo año presentó una enmienda a la totalidad por la gestión de la Covid-19, acusando al Gobierno de los pésimos trámites llevados a cabo, culpándole de minimizar los daños y generar una crisis en la sanidad pública. Ver la paja en ojo ajeno, olvidando el brutal tijeretazo del que no nos hemos recuperado…Y entonces el hermano de Ayuso ayudó con sus mascarillas y ella con el Zendal, mientras los mayores morían en las residencias y sobre ‘los protocolos de la vengüernza’ la fiscalía corrió un tupido velo…
Siempre nos quedará la duda sobre qué hubiera sucedido si entonces hubiera gobernado Pablo Casado y su séquito. Por muchas dificultades que este gobierno progresista hubiera sospechado cuando se conformó, nadie, absolutamente nadie, hubiera podido prever semejante coyuntura, como tampoco la guerra, la erupción de un volcán o la crisis de las energéticas y ahora la inflación…Grandes retos en una misma legislatura… A toro pasado resulta fácil hacer demagogia, elucubrando sobre cómo lo habría hecho si los gobernantes hubieran sido ellos. Personalmente esa hipotética situación me genera dudas, sobre todo si pienso en los ERTES, en las rebajas de la gasolina, las ayudas para transportes o para el pago de facturas de luz, medidas de las que se están aprovechando los mismos que tanto las han criticado. Claro que no nos pueden sorprender, porque con el escándalo de las tarjetas black, quedó demostrado lo miserables que los que más tienen pueden llegar a ser…
Y justo ahora, cuando apenas quedan unos meses de legislatura y lo más difícil ya está hecho, a pesar de las incertidumbres económicas, justo ahora, viene la extrema derecha para decir por boca de Tamames lo mal que se hizo todo, lo mal que está el país, y de paso, proponer lo que consideran mejor para la España que ellos tienen en su cabeza, que es la que les conviene, la patria, esa que ya no existe de verdad y no es más que un rancio espejismo al que nos quieren arrastrar y en la que, según parece, ni el propio candidato cree.
El escenario está preparado y los actores ensayan la puesta en escena. Por lo pronto el texto que leerá el candidato Tamames y que se ha ‘filtrado’, parece eludir cuestiones cruciales, que tal vez, podrían colisionar con la ideología ultraderechista como son el aborto o la violencia de género… Desde mi modesta condición de ciudadana de a pie, sigo sin comprender el sentido de una censura presentando a un candidato que discrepa del programa, que se supone, debería defender. ¿Cuál es el juego entonces? ¿Qué oscuras intenciones alberga la formación ultra y su líder? De momento el Sr. Tamames tendrá su minuto de gloria, el mismo con el que pasará a los libros de historia… Después, ya veremos…
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