Presuntos e implicados…

InformativosHuelva

Al parecer, la ciudadanía de a pie -entre la que me cuento- tendrá que esperar todavía más, hasta que los informativos de radio y TV cuenten alguna buena noticia.

Por si no tuviéramos bastante con la subida de la luz, los carburantes, la malversación,  la ley de ‘sí solo es sí’, y sobre todo, la cesta de la compra, ahora se destapa una nueva trama de corrupción, esta vez, en el seno del partido del gobierno. El escándalo llegó de la mano del diputado canario Juan Bernardo Fuente. Sí, el mismo que defendió en la Tribuna de los Oradores que «combatir el fraude fiscal es una prioridad». Ese. Tito Berni para los amigos, para algunos como para mí, un absoluto desconocido, al menos, fuera de su tierra –creo-. Uno de tantos que, sobre todo, se dedica a calentar el escaño y participar en una de esas comisiones por las que también cobra, pero de la que nunca se sabrá nada. Pues bien, como decía, saltó la noticia de una trama en la que se le considera presunto e implicado, bautizada por la policía como ‘caso Mediador’, por alusiones al quien desempeñaba dicho papel y de cuyo teléfono móvil se publicaron unas fotos en las que el señor diputado aparece en actitud poco elegante, mostrando torso flácido de hombre maduro, junto a colegas y prostitutas  o ‘amigas’, en una pose ‘afectuosa’ según él mismo  ha explicado. Sólo resta añadir, que en dichas fiestas, con pintas de cierta cutrez, según parece, también se consumían sustancias estupefacientes ilícitas…

Parece ser que este señor, elevado por su cargo a la categoría de ‘señoría’ tras las últimas votaciones democráticas, aunque de dudosa moral y escasez de ética a la vista de los hechos, ha olvidado que somos nosotros, los ciudadanos, quienes pagamos su sueldo. Personalmente nada me importa su vida privada, ni su ámbito de intimidad, que por cierto, no ha sabido preservar ni siquiera por respeto a su propia familia. Sus relaciones o sus vicios no tienen interés para mí como particular sino como diputado y representante del pueblo a quien, posiblemente, sus paisanos creyeron un hombre sin tacha, íntegro, que merecía el respeto y la honorabilidad de ostentar dicho cargo…Aunque pudiera ser, a lo peor, que simplemente fuera en las ‘listas’…Lo ignoro. En cualquier caso, no hay justificación para lo supuestamente sucedido.

Apenas difundidas las primeras pinceladas de tan golosa noticia, la oposición al completo se lanzó sobre la presa como buitres hambrientos al acecho, directos a morder la yugular, arremetiendo para llegar a las entrañas, sin receso ni piedad, olvidando que no se puede ‘nadar y guardar la ropa’ y que frente al ‘caso mediador’ de sus contrincantes, ellos tienen mil en el baúl de los recuerdos y otra causa más en curso: la ‘Kitchen’. Una vieja herida protagonizada nada más y nada menos que por el presidente de la Audiencia Nacional, presunto e implicado. Causa, que de inmediato, despertó el interés de los adversarios, quienes se arremangaron enseguida sacando antiguos cadáveres de los armarios, removiendo Roma con Santiago, al igual que los otros, todos a una…

No me voy a refugiar en el plural mayestático. Hablaré a título personal para decir que estoy harta de tantos espabilados que van de listos. Cansada de pagar el pato, de que me coman la moral y me humillen considerándome menos inteligentes que ellos. Hastiada de que me roben la esperanza, me hayan vuelto desconfiada, arrastrándome a pensar que ‘todos son iguales’. Estoy desencantada por el modo en que utilizan las instituciones en beneficio propio, de que después lo niegen con tanta cara dura y de que, encima, más de uno salga indemne… Exasperada de tanta política chunga, de las puñaladas traperas, de los palos en la rueda, de las trampas, de las puertas traseras, del ‘y tú más’, de ver la paja en el ojo ajeno…Empachada con tanto ego cargado de soberbia y prepotencia…

Y me pregunto: ¿Para cuándo una política decente, constructiva, elegante, inteligente, honrada, que anteponga el bien común a los interes personales o partidstas? Lo sé. Se me coló un pensamiento bastante utópico. Me conformaría con que hubiera un poco de decencia y algo más de inteligencia…

Respecto a esta última idea, la de la inteligencia, Maquiavelo escribió en El Principe una fase que me dio mucho qué pensar: «Hay tres clases de cerebros: el primero discierne por sí; El segundo entiende lo que los otros disciernen, y el tercero no discierne ni entiende lo que los otros disciernen» No seré yo quien haga en voz alta la reflexión…Que cada cual haga la suya…Yo ahí lo dejo…