Ana Bolena: voy a perder ‘la cabeza’ por tu amor…

Etiquetas: Historia, mujeres, biografías, siglo XVI

Soy consciente de haber hecho una fusión anacrónica y rara… La letra de la canción del famoso compositor Manuel Alejandro que conoce múltiples versiones, estilos y voce, desde el pop a la balada pasando por la copla… de Bambino o Poveda ( https://youtu.be/x0Amdxh0icUes) a las interpretaciones más recientes de Andrés Calamaro (https://youtu.be/B0kwfnZbCNY) o Enrique Bunbury… la canción parece que viene al pelo (esto me salió me salió sin querer) al contenido que trataré en este post: la bigrafía de Ana Bolena, la mujer que literalmente ‘perdió la cabeza por amor’ al ser decapitada por orden de su esposo, el rey Enrique VIII. Es esta una historia con muy diversos ingredientes: religiosos, políticos y mundanos. Una historia de tramas, de ambición, de celos, de amor… aunque con un final desgraciado sobre el que se ciernen diferentes hipótesis. Sólo una cosa se puede afirmar: Ana Bolena fue una mujer relevante cuya vida marcó un punto de inflexión en la Historia de Inglaterra.

La fecha de su nacimiento ha sido bastante discutida entre sus biógrafos, aunque todos parecen coincidir en los primeros años del siglo XVI, concretamente hacia 1501-1504. Ana era la hija menor de Tomás Bolena, I conde de Wiltshire y I conde de Ormonde, diplomático y político inglés durante la Era Tudor y de Elizabeth Howard. El matrimonio contaba con otros dos hijos: María y Jorge. Al parecer Ana portó desde su nacimiento algunas marcas que, hasta el momento, la historia no ha podido confirmar, como su polidactilia. Sí, en su mano izquierda, la zurda, se contaban seis dedos. Una anomalía que la creencia popular interpretaba como un signo del diablo. Además la criatura poseyó un lunar en el cuello lo que en aquel tiempo, lejos de resultar sexi, se intentaba ocultar bajo collares o ropa… No consta a los historiadores ningún testimonio sobre la veracidad de esta deformidad de su mano, más bien al contrarío, se tiende a pensar que tal vez no la tuviera pues de haber sido así el Rey no se hubiera fijado en ella…o sí (esto lo añado yo de mi cosecha)… No obstante, la mayor singularidad física de esta mujer no fue la de tener seis dedos sino tres pezones, una deformidad que inequívocamente la relacionaba con la brujería. Esta idea fue difundida por Nicholas Sanders, casualmente sacerdote católico, lo cual resulta interesante si tenemos en cuenta que Ana Bolena era protestante… No existen pruebas ni registros que confirmen que la segunda consorte de Enrique VIII contará con un pezón, un seno o un dedo de más…

El nacimiento de Ana se produjo en una etapa de esplendor familiar. Sus antepasados y sus familiares más cercanos formaban parte de la ilustre aristocracia inglesa. Su padre era una respetado diplomático con una gran aptitud para los idiomas de ahí que el Rey le enviara a diferentes misiones por el extranjero, particularmente a Europa, donde contó con muchos admiradores y admiradoras, entre ellas la archiduquesa Margarita de Austria que quedó tan impresionada que le ofreció un lugar en su casa para su hija a quien cariñosamente llamaba «La petite Boleyn». Ana permaneció con ella un año hasta que en 1514 pasó a París para completar su educación. Allí entró al servicio de la Casa de la Reina como dama de honor de Claudia de Francia, duquesa de Bretaña y Reina. Un servicio que facilitó su perfecto aprendizaje de la lengua, una exquisitas educación así como conocimientos sobre maneras y protocolos cortesanos. Durante el invierno de 1521, Ana regresaba a Inglaterra a petición de su padre…

Según parece, no era una mujer muy guapa para su tiempo. Su piel era demasiado oscura y estaba muy delgada. Aunque muchos quedaron atónito ante su profunda mirada y su larga melena. Cuestión de gustos, supongo…Sin embargo, su mayor atractivo, según cuentan las fuentes, no procedía de su físico sino de su carisma pues causaba muy buena impresión por su estilo en el vestir, un estilo que incluso llegó a marcar tendencia en entre las damas de la corte, destacando también por sus habilidades para el baile…

Cuando llegó a la Corte, Enrique VIII estaba casado en primeras nupcias con Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos. La Reina española era popular y luchaba por dar un hijo a su esposo, aunque todos fallecían al nacer, cosa que preocupaba al Rey que veía frustrada su responsabilidad de asegurar el trono mediante la sucesión de un hijo varón o, en todo caso, de una hija…En estas circunstancias se produjo la incorporación de Ana Bolena a la corte. Su debut coincidió con un baile de disfraces en marzo de 1522, baile que la hizo popular al interpretar una complicada danza junto a la hermana menor del Rey. Su presencia dio que hablar entre las damas asistentes que se referían a ella como ‘el espejo de la moda’ … La joven, en aquel entonces, era cortejada por Henri Percyl, con quien no es probable que tuviera ninguna relación sexual por mucho que las novelas o el cine se hayan empeñado en narrar una historia de amor entre los jóvenes. El caso es que las habladurías hicieron que Ana marchara de la corte durante un tiempo tras el cual regresó y se hizo de su propia camarilla de amigas a la par que comenzó a ser conocida por mantener a raya a sus admiradores entre quienes se encontraba el mimísimo rey Enrique, a quien Ana rechazó en múltiples ocasiones, lo que sólo sirvió para hacerla aún más atractiva y deseable a los ojos del Monarca, al que repetía una y otra vez: suplico a su alteza muy seriamente que desista, y a esta mi respuesta en buena parte. Prefiero perder la vida que la honestidad …

A estas alturas del relato, he de decir que los historiadores manejan diversas opiniones sobre la negativa de Ana. Unos consideran su virtud y otros su ambición…Los lectores pueden inclinarse hacia donde mejor consideren…La Historia no maneja certezas a este respecto…Una cosa es cierta, la Bolena era inteligente y sabía lo que se hacía pues, finalmente accedió a las pretensiones reales aunque después de la propuesta de matrimonio. Sin embargo, no hubo sexo hasta haberse celebrado la boda. Y es que si hubiera tenido un hijo éste hubiera sido ilegítimo, así que Enrique tuvo que esperar hasta anular su matrimonio con Catalina, alegando su incapacidad para procrear. En 1527, el Rey y los ministros solicitaron la nulidad a la Santa Sede.

A partir de aquí la historia se vuelve demasiado compleja. Compots, intrigas, ambiciones, tramas urdidas que desembocaron en la separación de la Iglesia Católica y la constitución de la anglicana a cuya cabeza se colocarían, desde entonces hasta la actualidad, los sucesivos monarcas. Y en todo ello, mucho tuvo que ver la figura de Ana Bolena que, finalmente se casó con Enrique VIII, le dio una hija y fue reina… Durante los años que duró su matrimonio, se convirtió en una mujer influyente que desempeñó un importante papel en el escenario europeo, escenario en el que se potenció el papel de Inglaterra y se estrecharon vínculos con Francia e intervino en favor de la Reforma de Lutero. Durante su reinado contó con una gran plantilla de servidores: más de 25 criados; 60 damas de honor; sacerdotes confesores y capellanes. Efectuó también numerosas obras de caridad y presidió una magnífica Corte…

En el año 1536, llegaron a oídos del Rey que su esposa había mantenido relaciones extraconyugales con un músico flamenco que estaba a su servicio, quien de inmediato fue detenido y torturado por Thomas Cromwell. El músico negó tales rumores, aunque tras horas de tortura, confesó e incluso dio el nombre de otro posible amante y éste a su vez, de otros dos entre ellos su hermano Jorge, con quien supuestamente habría mantenido relaciones incestuosas… Algunos consideran la posibilidad de que todo fuera una miserable mentira nacida del odio hacia el propio Cromwell. Sea como fuere, el 2 de mayo de 1536, Ana fue detenida durante el almuerzo y llevada a la Torre de Londres donde quedó recluida, exigiendo se le comunicara el paradero de su familia así como los cargos dictados contra ella. Finalmente todos fueron procesados. Ella fue acusada de incesto, adulterio y alta traición… A los pocos días, en la mañana del 19 de mayo, fueron a por ella para custodiarla hasta la «Torre Verde», donde debía permitírsele la dignidad de una ejecución privada. Vestía una enagua roja bajo un vestido gris oscuro de damasco, adornado con pieles. El pelo oscuro recogido en forma de tocado Gable en lugar de su acostumbrado tocado francés. Solemne y elegante, como corresponde a una dama de su status, se arrodilló en posición vertical, al estilo francés, sin ningún bloque para apoyar la cabeza. Rezó en voz alta mientras sus damas le quitaban el tocado y le ataban una venda sobre sus ojos… Luego, la espada atajó su cuello de un solo golpe…Sus restos -cabeza y cuerpo- fueron depositados en un arca alargada y sepultados en una tumba sin marcar en la capilla de San Pedro ad Vincula (Roma).

Apenas unos días después de su ejecución, su esposo el rey Enrique VIII se casó de nuevo, esta vez, con Juana Seymour… Esta no sería su última boda ni Juana su última esposa…Pero esta es otra historia…