
Parafraseando a nuestra querida #SimoneDeBeauvoir: «El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres». Si miramos atrás, los hombres han establecido nuestros espacios, nos han otorgados funciones, han decidido que cualidades -mal llamadas virtudes- debemos poseer o cultivar y cual sería nuestro estado -civil- ideal…Han legislado sobre nuestra sexualidad, nuestra maternidad y han hablado y escrito sobre nosotras a lo largo y ancho de la Historia.
En alguna entrada anterior he recogido una larga lista de adjetivos utilizados por nuestros predecesores referidos a las mujeres de su tiempo, adjetivos, todos ellos, encuadrados en un discurso que parte, a su vez, de la teoría hipocrática sobre la naturaleza femenina, cuya debilidad encuentra su correlato en la #Biblia, en el #LibroDelGénesis, en el que una mujer, #Eva, que vivía en un paraíso donde nada le faltaba, en el que supuestamente, podría haber sido inmensamente feliz junto a su compañero #Adán, fue tentada por una serpiente -símbolo de la sabiduría- que le incitó a morder una suculenta manzana del único árbol prohibido…Hasta aquí el relato intenta subrayar la debilidad de la mujer que no supo resistirse, pero el nudo gordiano reside en su capacidad para engañar a Adán, que debía tener menos criterio que ella pues no fue tentado por la inteligente serpiente sino por una simple mujer, nacida de su propia costilla, una tentación que no pudo resistir…El discurso está servido: ella fue mala, perversa y él un hombre engañado…
Y por los siglos de los siglos se nos dejó claro que nacemos con una marca indeleble, ‘el pecado original’, que no sé si deberá su nombre a la originalidad de que fuera una serpiente la que hablara de tú a tú con Eva… (Y esto es pura ironía). El caso es que portamos esta especie de copri-raggi que sólo se puede borrar con las aguas benditas del bautismo…Y a partir de aquí los devaneos masculinos son frutos de la maldad y el engaño de las mujeres. Somos culpables por ser atractivas, guapas, tener un bonito escote, unas caderas sinuosas o unos labios carnosos que incitan y, al parecer, justifican el desbordamiento del deseo masculino y con él su derecho a gozarnos sin nuestro consentimiento…
Algo así le ocurrió a #ArtemisiaGentileschi (1593-1656). Nacida en Roma, hija #OrazioGentileschi, pintor discípulo de #Carabaggio. A los doce años quedó huérfana de madre bajo los cuidados de su padre que la inició en la pintura, enseñándole las técnicas de su maestro experto, como sabemos, en el dominio de las luces y las sombras (chiaroscuro). La joven Artemisa se instaló en #Florencia, ciudad en la que seria la primera mujer admitida en la #AcademiaDeBellasArtes a la que también asistió #MiguelÁngel. Su posicionamiento y condición de pintora le permitieron relacionarse con familias ilustres como los #Medecis , con hombres de la talla de #GalileoGalilei e incluso contó con la admiración de #Buonaroti quien le encargó una pintura para la galería de su casa.
No obstante, la vida de la pintora se trocó cuando su padre le puso un preceptor para que se perfeccionara en el dibujo, nombrando para ello a #AgostinoTassi, el hombre que le traería la desgracia pues la violó mancillando su honestidad, como mujer y su prestigio como artista. Conocidos los hechos, su padre presentó una demanda ante el Tribunale Criminale del Governatore di Roma. Los crímenes de Tassi no se quedaron ahí pues, al parecer, había perpetrado el asesinato de su esposa y cometido incesto con su cuñada. Aun así, parece que el agresar salió indemne sin que la justicia le alcanzara en grado alguno. La instrucción duró varios meses durante los cuales Artemisia no se dio por vencida, por el contrario, se entregó por entero a la pintura. Surelato de los hechos no ha perdido vigencia, resultando tan estremecedor como los que hemos tenido ocasión de oír recientemente:
Cerró con llave la habitación y después me tiró sobre la cama, inmovilizándome con una mano sobre el pecho y poniéndome una rodilla entre los muslos para que no pudiera cerrarlos y me levantó las ropas, algo que le costó muchísimo trabajo. Me puso una mano con un pañuelo en la garganta y en la boca para que no gritara […]. Yo le arañé el rostro y le tiré del pelo […].
La sentencia no ha quedado muy clara pues unos defienden que Tassi no fue a prisión lo que resultó un infierno para la joven que veía a su agresor libre sin cumplir un solo día de cárcel y otros cuentan, sin embargo, que fue condenado un año. No obstante, el testimonio de la joven fue cuestionado abiertamente y con ello su honradez estuvo en boca de todos. Padeció la indiferencia, el rechazo y la humillación del mundo artístico de su época hasta el extremo de que sus cuadros fueron atribuidos a su padre y a otros artistas varones. Su recuerdo como excelente pintora quedó diluido en el devenir de la historia hasta que en 1970 el feminismo la rescata para otorgarle el lugar que merece y devolverle su integridad como mujer y su reconocimiento como artista.

Recientemente el Huffpost se hacía eco de una exposición que el #MuseoDelPrado dedicó a seis pintoras entre las cuales se contaba. El Museo expuso la única obra suya que conserva: #NacimientoDeSanJuanBautista, óleo sobre lienzo, 184 x 258 cm, hacia 1635 [P000149].
Hoy por hoy, Gentileschi constituye un icono de la lucha feminista, otra mujer rescatada del olvido por obra y gracia de las historiadoras del feminismo.
Debe estar conectado para enviar un comentario.