Catalina de Erauso: alma de hombre, cuerpo de mujer…

Catalina de Erauso

La dicotomía #sexo/género es una cuestión que se remonta muy atrás en el tiempo. La construcción de las #identidades y las #subjetividades, ha estado sujeta y condicionada a los discursos imperantes en épocas determinadas y, aunque sólo conozcamos algunos nombres propios, seguro que a lo largo de la Historia ha habido otros casos de hombres y mujeres que presentaron esta disfunción, un desarreglo orgánico mediante el cual el cuerpo , es decir, el sexo y la esencial del ser, es decir, el género, no coincidían.

En este sentido, podemos comprobar algunos progresos aunque el colectivo trans, continúa necesitando empatía, atención y reconocimiento de todos sus derechos, ni más ni menos que los de cualquier otro ciudadan@. Increiblemente, a estas alturas del siglo XXI, sigue existiendo un cierto rechazo proveniente, sobre todo, de grupos conservadores, de #ideologías #radicales, anclados en el pasado, que continúan creyendo que la homosexulualidad en general puede curarse y que quienes forman parte de este colectivo son enferm@s, degenerad@s y vicios@s… No es este el objetivo de la entrada…La historia de Catalina, es un ejemplo -uno entre otros- de un ser humano que sentía, pensaba y amaba como hombre, que nació encerrado en un cuerpo en desacuerdo con su auténtica identidad.

#CatalinaDeErauso, representa uno de tantos ejemplos dispersos por la historia en la que observamos este desencaje sexo/género. Alma de hombre en un cuerpo de mujer que logró vivir en pleno siglo XVII una vida camuflada, reinventando una identidad masculina, cuya construcción se vio favorecida por los rasgos varoniles predominantes en su apariencia física, como si la propia naturaleza estuviera de su parte desde el principio…

Nacida en #SanSebastián en 1592, con apenas cuatro años fue ingresada en el convento de #SanSebastiánElAntiguo, en el que su tía era priora. Esta salida resultaba frecuente para aquellas mujeres que físicamente no eran agraciadas, quedando por ello excluidas del mercado matrimonial. Los padres de Catalina, intuyeron sus escasas posibilidades para desposar, decantándose muy pronto, por el convento que, además, les benefeciaba económicamente ya que la dote resultaba de menor cuantía. Así decidieron que su destino sería la vida religiosa. A los 15 años, hastiada e insatisfecha, rebelde, envuelta en continuas riñas y peleas, consiguió escaparse del convento. Se cortó el pelo, buscó ropas de chico y creó su nueva identidad haciéndose llamar #FranciscoDeLoyola, la primera de otras tantas que tuvo a lo largo de su vida, pues también sería #PedroDeOrive, #AlonsoPérezDeGuzmán o #AntonioDeErauso.

Libre y como hombre, dejó volar su espíritu inquieto y aventurero y tras pasar un pequeña temporada en su tierra, embarcó (1602) como grumete en un buque que partía hacia las #Américas. Estuvo en #CartagenaDeIndias, #Perú, #Chile…Robó en varias ocasiones para poder sobrevivir y así fue de un lugar a otro, en compañía de marineros, con los cuales, al parecer, incluso se disputó algunas mujeres, viéndose nuevamente implicada en peleas y reyertas que la obligaron a aprender y dominar el manejo de las armas para su propia supervivencia. Tuvo fama de conquistador, mujeriego y buen amante, retándose en duelo con varios maridos deshonrados.

Tras años de andar de un lado a otro, acabó prestando sus servicios en el ejército español con el cual participó en múltiples combates, en los que logró salvar la vida, aunque también recibió alguna que otra puñalada siendo herido de gravedad en alguna ocasión. Fue precisamente en su intervención contra los indígenas en Chile que acabó mal herida en el brazo y en la pierna, siéndole reconocida su valentía mediante ascenso al grado de alférez.

A pesar de tan heroicas hazañas fue licenciada con deshonor comenzando así una etapa de decadencia en la que se entregó a la mala vida, yendo de taberna en taberna, de disputa en disputa, incluso fue dos veces condenada a muerte, aunque logró escapar de ella. Acosada por la justicia, la hicieron prisionera en Perú y entregada al obispo #AgustínDeCarvajal, que la interrogó. Tal vez acuciada por las circunstancias o confusa por las presiones del interrogatorio, el caso fue que Catalina acabó confesando su naturaleza y cuerpo de mujer. Tal fue la perplejidad del obispo que ordenó a dos matronas que la reconocieran, corroborando que era mujer y virgen. La historia sorprendió tanto al clérigo que decidió perdonarla ordenando que ingresara de nuevo en un convento.

La fama de Catalina corrió de pueblo en pueblo, todos hablaban y contaban las hazañas de la #MonjaAlférez, incluso los reyes quisieron conocerla y los nobles hacían cola para que los recibiera. Ya sea por el prestigio alcanzado, ya sea por compasión, el caso fue que #PapaUrbanoVIII le otorgó la facultad de poder vestir con ropa masculina y ser lo que siempre fue: un hombre.

Su vida como religiosa duraría apenas dos años y medio aunque no llegó a profesar, abandonando el convento para regresar a España. Ya en Madrid, solicitó una pensión por los años que había servido en el ejército y se le concedió. Sin embargo, Catalina, mirada como un ‘bicho raro’ y sin vínculos en tierras españolas, volvió a marchar para las #Indias nuevamente como hombre, convertido esta vez, en mercader y transportista. Finalmente, murió en tierras americanas en una fecha indeterminada y por causas desconocidas. Aunque existen varias teorías, lo cierto es que su muerte constituye otro misterio en la vida de la Monja Alférez.